
Los buenos líderes quieren que sus gerentes se las arreglen. Quieren acción y un promedio ganador, no perfección. Quieren una organización que se mueva en lugar de una que se duerma en los laureles por miedo a cometer errores.
La prueba final de un líder es que deja atrás en los demás la convicción y la voluntad de seguir adelante.
[Spanish: Words of Wisdom on Leadership]